
Antes de hablar de «Golucho« y el «Nuevo Realismo» español, quiero traer el recuerdo de otra corriente que bajo el nombre de Fluxus ocupó otra línea de pensamiento del arte de los años 60 del siglo XX.
Fluxus, fue un movimiento artístico en contra del arte como mercancía, surgió gracias a la iniciativa de George Maciunas, Woolf Vostel, John Cage, Joseph Beuys, Charlotte Moorman, Nam June Pack. Se afianzó en Europa, norteamerica y Japón. Entre los participantes del movimiento ocupó un lugar importante Woolf Vostell con la iniciativa de sus happenings, algunos muy provocativos como un autobús que recorría ciudades alemanas recogiendo gente pero las ventanillas estaban pintadas y no se podía mirar al exterior ni ser visto, en directa referencia, como otras muchas obras suyas, al holocausto judío, y a aquellos vagones de trenes en que la gente era llevada hacinada a los campos de concentración. Fue también el iniciador de los dècollages, técnica en que se inspiró al ver cómo quedaban los carteles de publicidad pegados en las paredes unos sobre otros. Rasgados o rotos podían ofrecer mensajes diferentes, superpuestos; idea que traslado al arte. También fue el primer artista de video arte, y también el primero en utilizar televisores en sus esculturas conceptuales. Casado con una cacereña, Mercedes Guardado Olivenza, fundó en 1976 el Museo Vostell Malpartida, en Cáceres, España, que hoy pertenece a la red de museos de Extremadura.
Voy a contar una pequeña historia. En el año 1981 salió un reportaje a Vostell en la revista semanal de un periódico español bajo un título que no le hacía justicia y que decía algo así como el artista loco. Por si sirve de referencia, por aquel entonces también se mostraba al artista realista Antonio López Torres como el pintor que iba por la ciudad con su caballete, su caja de pinturas y su lienzo. Aparecieron numerosas fotos de este tipo. Es decir, ante la novedad tanto del arte conceptual como del nuevo realismo, parecía que las luces se volcaban más sobre lo anecdótico. Así que, mientras yo iba recortando y guardando reportajes de ambas tendenciaas, no lo dudé y le escribí a Woolf Vostell para solicitarle una entrevista para varios medios periodísticos en los que colaboraba en ese momento.
La respuesta no tardó en llegar y poco después nos encontrábamos viajando hacia Malpartida de Cáceres en un viejo coche, mi pareja, yo, y nuestros tres hijos, el menor de ellos de apenas seis meses. Siempre me quedará el recuerdo familiar de aquella visita a su casa y su museo. No dudaron un instante en hacernos pasar a todos, en ofrecer a nuestros hijos los juguetes de sus propios hijos que ya eran unos jóvenes independientes y que se dedicaban a la fotografía y al cine. Recuerdo con especial afecto a Vostell y a Mercedes por su calidad humana. Poco tiempo después me invitaron a participar en un libro homenaje a Vostell. Entonces yo era joven y vi un modelo de artista trabajador, de intelectual que aplicaba sus dudas y sus preguntas a su obra. Un compañero de compañeros que, además, ayudaba a divulgar a otros artistas. Y también vi una pareja que se llevaba bien, donde había mucho amor, y fuerza para llevar sus ideas adelante. Vostell falleció en 1998, y viendo su vida en perspectiva parece que hubiese sido sólo un soplo. Pero sin embargo, ahí está su obra y su tarea como intelectual, en muchos museos del mundo, pero también aquí en España, en el Museo Vostel de Malpartida en Cáceres.
Mientras Fluxus comenzaba, por los años 60, a tocar las conciencias y las miradas de mucha gente, un «Nuevo Realismo» surgía en Francia de la mano de Pierre Restany y el pintor Ives Klein. Poco después el movimiento se expandía llegando a España donde había pintores como el citado anteriormente, Antonio López Torres, y otros menos conocidos como era el caso de Miguel Ángel Mayo, conocido hoy día por Golucho, y que además se hallaba por esa época en Francia. Posteriormente, el grupo de pintores que formarían el nuevo realismo en España, escribirían un manifiesto titulado La gallina ciega, en donde exponían sus ideas.
Con Golucho me sucedió algo imprevisto. Al llegar a su página web, quedé realmente impresionada. Después, volví más veces a su página y a esas imágenes, como si allí se me hubiese quedado algo o como si allí pudiese recuperarlo.
Un día, al mirarnos frente a un espejo, observamos sorprendidos en nuestros cuerpos: esa piel flácida, esos muslos pesados, ese abdomen creciente, con los que tan sólo unos años atrás no habíamos contado... Mientras tanto nuestros padres envejecen, enferman y mueren. Hacemos balance de lo que hemos ganado o perdido.
Hay quien llama a todo esto: hiperrealismo. Pero en el fondo, es lo mismo que decía la gente de Fluxus: Arte= Vida, Vida=Arte.
Les invito a ver la obra de Golucho en su página.
El siguiente enlace corresponde al Manifiesto español del nuevo realismo donde podrán conocer al resto de integrantes de este movimiento.
Crédito ilustración: Golucho.
Título de la obra: «Retrato de insomnios».
El dibujo obtuvo el Premio de Pintura de la Fundación de Artes y Artistas, 2007.España.
Cesión de la utilización de la imagen para el presente artículo por el propio autor.
Museo Vostell Malpartida aquí.
Texto del artículo: Pilar Alberdi