viernes, 31 de agosto de 2012
ISLA DE NAM EN EL BLOG "ALAS DE PAPEL"
Reseña de Paloma Martínez
"¿Alguna vez habéis tenido la sensación de estar "oliendo" un libro mientras lo leéis? ¿O sencillamente de estar flotando? Quizá notéis que os falta el aire al "sentir" alguna frase que se instala tan dentro de nosotros que nos impide incluso respirar. O puede que os parezca navegar dentro de sus páginas. Sensación de vértigo que algunas obras consiguen, al menos en mi caso.
"La Isla de Nam" es para mí todo eso. Porque tras leer "La niña que no quería nacer", no imaginé que el estilo tan personal de Pilar Alberdi pudiera llegarme tan hondo, tan adentro, por segunda vez. ¿Sorprendida por esta nueva lectura?, ¿cómo no estarlo? Un cuento, un sueño, algodón de azúcar entre mis manos..., casi que podría decir que los ojos acarician cada frase. Frescura en sus líneas, pero contundencia en su narración".
Continuar leyendo en este enlace a Alas en papel
martes, 28 de agosto de 2012
TRES OPINIONES SOBRE "ESCRIBIR"
By Marlene Moleon
Amazon Verified Purchase
"Parto del convencimiento de que se escribe con sentimientos y de que las palabras tan sólo son un fin que el pensamiento ordena" afirma Pilar Alberdi en ESCRIBIR.
No hay acto no comunicativo. El silencio y los gestos comunican lo mismo que una palabra. Comprenderlo es fundamental para un escritor. Por esa razón Pilar Alberdi ha diseñado su formación como escritora de una manera muy peculiar, que abarca desde leer teoría literaria y a los clásicos griegos, recibir cursos de teatro, de dramaturgia y de guión de cine, y hasta un par de cursos de corrección profesional y lectura para editoriales.
Alberdi , novelista, poeta, guionista, cuentista y psicóloga, cuenta con el doble reconocimiento de la crítica -ha recibido un montón de premios literarios- y también con el favor de los lectores -varias de sus obras están entre los bestsellers de Amazon España. Es una experta en teoría literaria, lo es, y también posee una amplia experiencia práctica con la publicación exitosa en distintos géneros.
Sin embargo, Alberdi no apabulla al lector con su sapiencia, le susurra al oído sus palabras, como la haría su señora Bell, con una suavidad encantadora y una agudeza conceptual extraordinaria.
Este libro no es el típico manual norteamericano con un montón de consejos prácticos, sin que el lector entienda del todo el motivo de la recomendación. Pilar Alberdi da valiosos consejos, de todo tipo, para el escritor novel y para el experto, pero lo hace luego de llevarte de la mano para mostrar sus razonamientos.
"Si sólo crees que una novela está hecha de la trama principal y las subtramas e intentas crearlas como lo haría un técnico, te equivocas. Está hecha de sentimientos que como decía Hitchcock, hay que saber crear y mantener en el público".
Por Matilde Selva
Compra verificada por Amazon
Siempre me han gustado los ensayos, tanto técnicos como psicológicos, sobre los procesos de la escritura, la intuición y la creatividad, que tanto incordian o satisfacen (dependiendo de las circunstancias) a los que somos poseídos por ellas con mayor o menor fuerza.
He leído varios títulos muy conocidos respecto al tema, especialmente de autores o autoras extranjeros, así que en el momento en que tuve noticias de este libro, no dudé en descargarme la muestra para comprobar si me aportaba algo nuevo a lo que ya sabía. Y después de leerla, no he dudado en adquirirlo.
Magníficas sus citas y sus referencias a autores y autoras. Magnífica su forma de explicarlo y relacionarlo con la psicología más profunda de nuestra vida. Y además, de una autora este país, algo que echaba de menos en estos ensayos, a veces abundantes sobre la técnica de la escritura, pero escasos sobre la psicología de la escritura y algo reacios a profundizar en ella; escritos con más predominio del lado izquierdo que del derecho ;).
Te felicito Pilar: estoy disfrutando de la sabiduría de tu libro, no sabes cómo.
Por Julio García Castillo
Compra verificada por Amazon
No suelen convencerme los manuales que pretenden enseñar a escribir. Pero este libro se sale de mi regla. Para empezar no es un manual, sino una declaración de amor de su autora hacia la lectura y la escritura. Por este orden lógico. Aparte de que demuestra el buen gusto de Pilar Alberdi. Las referencias a los grandes creadores, que enriquecen sus páginas, tienen siempre un sentido útil. No se limitan al mundo de la palabra escrita. Se internan en el cine y en el teatro como otras vías de aprendizaje.
Muy recomendable para los jóvenes que quieren publicar algún día. Y para quienes, más curtidos, deben sentarse a reflexionar sobre el camino recorrido y cómo transitarlo de mejor manera.
Hay acotaciones sobre los mecanismos cerebrales que condicionan la manera de escribir. Se dan claves sobre cómo la infancia ha influido en la visión del mundo que reflejan las obras maestras. Y muchas otras cosas que no caben en este comentario.
Se agradece el estilo diáfano en cada página y la sencillez con que Pilar Alberdi escribe sobre sí misma. Un libro para leer y releer. Para tomar notas y mirarse en su espejo.
LEE LOS DOS PRIMEROS CAPÍTULOS en el siguiente enlace.(Clica en la portada)
ENLACE AL EBOOK EN AMAZON ESPAÑA
viernes, 24 de agosto de 2012
ESCRIBIR
Queridos amigos: a partir de hoy encontrarán en Amazon mi obra "Escribir". Es un ensayo de 100 páginas sobre el acto creativo de la escritura donde también aporto conocimientos de psicología. Mi intención es que pueda servir a todo tipo de lectores, pero en especial a los escritores que inician su camino.
Enlace al ebook en Amazon
miércoles, 22 de agosto de 2012
"MI MADRE Y LA MÚSICA" DE MARINA TSVIETÁIEVA
Relecturas de verano
Reseña: Pilar Alberdi
Mi madre y la música de Marina Tsvietáieva (Ed. Acantilado, 2012) podría ser la versión femenina de Carta al padre de Kafka.
Qué es posible esperar de una obra que comienza: «Cuando en vez del tan deseado, previamente decidido, casi ordenado hijo varón Alexandr, nací solamente yo, mi madre, tras haberse tragado orgullosa un suspiro, dijo: “Por lo menos será músico”...».
Este cuento largo más que novela corta es un ajuste de cuentas con la vida. La escritora vuelve la mirada atrás y ve el suplicio al que su madre, pianista, sometió a las hijas. Dos horas de piano al día antes de los cinco años... El metrónomo marcando su compás... Y las miradas de reojo hacia la esfera del reloj liberadora... «¡Oh, lo inagotable del fondo materno, lo incesante de su entrega!) Mi madre parecía haberse enterrado viva en nosotras». Una madre que proyectaba sus expectativas en las hijas.
Leí esta obra hace ya mucho tiempo, y volver a releerla ahora me produjo pena por los niños maltratados... ¡Hay tantas formas de maltratar la inocencia!
Y sus palabras son tan duras cuando sabe que ya no le queda futuro...
Madre hay una sola y este libro lo ratifica.
Las teclas y sus colores, sus sonidos alegres y tristes. «El protagonista de mi infancia el propio piano» dice la autora y añade:«Después de una madre así sólo me quedaba hacerme poeta» y cuando muestra lo que escribe, cuando lo publica, los demás le dicen que busca en la poesía algo parecido a la música. ¡Qué ironía!
De la madre le quedarán recuerdos y una infancia en la que la salvan las notas que, algunos días, parecen gorriones en las ramas del pentagrama y esa clave de sol con aspecto de cisne que a ella tanto le gustaba dibujar. Y el potro de tortura del taburete al que estará soldada por dos horas y el piano también preso del deseo de la madre de justificar su deseo.
Escribe la protagonista: «Intenso el calor. Intenso el azul del cielo. La música de las moscas y el martirio. El piano está junto a la ventana, como intentando —sin esperanza alguna y con toda su torpeza de elefante— salir a través de ella, por donde ya ha entrado como un ser de carne y hueso el jazmín».
El colosal piano mastodonte elefante de la niña, la corpórea rama de jazmín tan delicada.
Tengo de esta autora sus cartas con Borís Pasternak (autor de El doctor Zhivago)y con el poeta Rainer María Rilke en una ya vieja edición de Grijablo Mondadori (1993. Me gusta lo que se dice en la contraportada de ese libro: «el amor vive en las palabras y muere en las acciones».
Les dejo un enlace que encontré en Internet en el que aparecen varios poemas de Marina Tsvietáieva.
Allí unos versos dicen... «Toma, cariño, mis harapos/ que fueron un dulce cuerpo./ Lo he destrozado, lo he gastado, /sólo quedan dos alas».
Con las alas nos basta, pienso, incluso con una sola pluma; están hechas de poesía y de música, y de su dolor.
Acosada por las circunstancias posteriores a la Revolución de Octubre se quitó la vida.
"Cómo no ahorcarse —diría años más tarde la escritora rusa Nina Berberova— cuando la adorada Alemania bombardea tu querido Moscú, los viejos amigos, asustados, se apartan de ti, los periódicos te acusan y no hay nada que comer".
Poesía de Marina Tsvietáieva
Enlace a la editorial Acantilado
Reseña: Pilar Alberdi
Mi madre y la música de Marina Tsvietáieva (Ed. Acantilado, 2012) podría ser la versión femenina de Carta al padre de Kafka.
Qué es posible esperar de una obra que comienza: «Cuando en vez del tan deseado, previamente decidido, casi ordenado hijo varón Alexandr, nací solamente yo, mi madre, tras haberse tragado orgullosa un suspiro, dijo: “Por lo menos será músico”...».
Este cuento largo más que novela corta es un ajuste de cuentas con la vida. La escritora vuelve la mirada atrás y ve el suplicio al que su madre, pianista, sometió a las hijas. Dos horas de piano al día antes de los cinco años... El metrónomo marcando su compás... Y las miradas de reojo hacia la esfera del reloj liberadora... «¡Oh, lo inagotable del fondo materno, lo incesante de su entrega!) Mi madre parecía haberse enterrado viva en nosotras». Una madre que proyectaba sus expectativas en las hijas.
Leí esta obra hace ya mucho tiempo, y volver a releerla ahora me produjo pena por los niños maltratados... ¡Hay tantas formas de maltratar la inocencia!
Y sus palabras son tan duras cuando sabe que ya no le queda futuro...
Madre hay una sola y este libro lo ratifica.
Las teclas y sus colores, sus sonidos alegres y tristes. «El protagonista de mi infancia el propio piano» dice la autora y añade:«Después de una madre así sólo me quedaba hacerme poeta» y cuando muestra lo que escribe, cuando lo publica, los demás le dicen que busca en la poesía algo parecido a la música. ¡Qué ironía!
De la madre le quedarán recuerdos y una infancia en la que la salvan las notas que, algunos días, parecen gorriones en las ramas del pentagrama y esa clave de sol con aspecto de cisne que a ella tanto le gustaba dibujar. Y el potro de tortura del taburete al que estará soldada por dos horas y el piano también preso del deseo de la madre de justificar su deseo.
Escribe la protagonista: «Intenso el calor. Intenso el azul del cielo. La música de las moscas y el martirio. El piano está junto a la ventana, como intentando —sin esperanza alguna y con toda su torpeza de elefante— salir a través de ella, por donde ya ha entrado como un ser de carne y hueso el jazmín».
El colosal piano mastodonte elefante de la niña, la corpórea rama de jazmín tan delicada.
Tengo de esta autora sus cartas con Borís Pasternak (autor de El doctor Zhivago)y con el poeta Rainer María Rilke en una ya vieja edición de Grijablo Mondadori (1993. Me gusta lo que se dice en la contraportada de ese libro: «el amor vive en las palabras y muere en las acciones».
Les dejo un enlace que encontré en Internet en el que aparecen varios poemas de Marina Tsvietáieva.
Allí unos versos dicen... «Toma, cariño, mis harapos/ que fueron un dulce cuerpo./ Lo he destrozado, lo he gastado, /sólo quedan dos alas».
Con las alas nos basta, pienso, incluso con una sola pluma; están hechas de poesía y de música, y de su dolor.
Acosada por las circunstancias posteriores a la Revolución de Octubre se quitó la vida.
"Cómo no ahorcarse —diría años más tarde la escritora rusa Nina Berberova— cuando la adorada Alemania bombardea tu querido Moscú, los viejos amigos, asustados, se apartan de ti, los periódicos te acusan y no hay nada que comer".
Poesía de Marina Tsvietáieva
Enlace a la editorial Acantilado
viernes, 17 de agosto de 2012
"NIEVE EN OTOÑO" DE IRÈNE NÉMIROVSKY
Relecturas de verano.
Reseña: Pilar Alberdi
La aparición de los libros de Irène Némirovsky (Kiev 1903 – Auschwitz, 1942) en España supuso un acontecimiento especial. Me gustaron especialmente El baile y Nieve en otoño, dos novelas cortas.
Horroriza pensar que en la Francia ocupada por los nazis alguien la denunció por ser judía y que en una de las épocas más oscuras de la historia europea, su vida y la de su esposo acabaron en el campo de exterminio de Auschwitz en Polonia.. ¿En qué pensaría al verse así? Supongo que solo lograría consolarla el saber que gracias a la institutriz de sus hijas, había logrado ponerlas a salvo enviándolas a España, y con ellas también hacia el viaje una maleta con sus libros, sus notas y algunos de sus originales no publicados.
En Nieve en otoño la autora demuestra su gran capacidad de síntesis y su comprensión psicológica de los caracteres.
La obra nos cuenta las viscisitudes que pasa una familia rica en Rusia cuando llega la Revolución de 1917. Se da el caso de que la propia autora había sido hija de un banquero y conocía bien el tema. Lo que la vida le depara a esta familia es la entrega de los hijos varones al ejército del zar, el desmembramiento familiar, el abandono de sus propiedades y el camino posterior al exilio para salvar la vida.
Aunque es una obra corta, nosotros como lectores no vamos a quedar indemnes.
En esta historia vemos las complejidades sociales, el papel que ocupaban las nodrizas como madres suplentes; más cariñosas, más conocedoras de esos niños que los propios padres.Tatiana Ivanovna, la nodriza de esta familia, va a ser la gran protagonista de esta novela y se quedará para siempre en nuestros corazones.
Cuando el jefe de la familia, mientras ve a sus hijos marchar en trineo hacia la guerra, le dice: «—¿Qué, Tatiana Ivanovna, se van tus niños?», él está pensando «Cuando los hijos crecen, sólo puedes cruzarte de brazos y dejar que la vida proceda (…) ¿La guerra? ¿Acaso a los veinte años habría soñado con un destino más hermoso, Dios mío?» Le está diciendo una verdad muy grande y la justifica con sus pensamientos juveniles, pero ese hombretón que regresa con su mujer un rato más a la sala de música para beber champán con sus invitados, más tarde irá a consolarse con la nodriza, subirá a la habitación de la anciana para sentir su alma maternal, y con la excusa de ir a visitar a su vástago más pequeño que duerme como era costumbre de la época en la misma habitación de la vieja, tomará allí un té que le preparará la anciana.
Llama la atención en la autora su habilidad para mostrar los contrastes que puede ofrecer la vida en un momento. La música y el baile por un lado y por otro la despedida de los muchachos que se van a la guerra... ¡Hasta la presencia de las cucarachas puede representar cosas bien distintas! Para el dueño de la casa, suciedad; para la vieja, prosperidad, sino ¿por qué razón querrían estar las cucarachas en la casa, si no hubiese harina y otros alimentos en la despensa y restos de comida en las habitaciones...?
La nodriza, la que los ha criado a todos, es la que mejor los conoce. No hay nada que puedan hacer o sentir que ella no sepa. Nació en sus propiedades, en las de la familia Karin, fue una sierva, una pobre niña que se convertirá en mujer, una porción más de esa gleba, de esos terrones de humanidad que se debatían en la miseria de la vieja Rusia, y estará con ellos, junto a los miembros de la familia Karin hasta su último día, viviendo más sus vidas que la suya propia, y siéndoles fiel hasta el último suspiro.
Un gran libro. Una novela corta especial. Se las recomiendo. La editorial: Salamandra.
lunes, 13 de agosto de 2012
LA MUERTE EN VENECIA
Relecturas de verano
Por: Pilar Alberdi
La novela La muerte en Venecia de Thomas Mann atrapa al lector de tres maneras: por su calidad literaria, el especial ambiente en el que se desarrolla la historia, y el tema.
La obra se presenta escrita en cinco capítulos. El protagonista es un escritor, Gustav von Aschenbach, quien vive en permanente crisis existencial. Su perfeccionismo lo lleva a compararse constantemente con sus antepasados, convencido de que aquéllos no aprobarían sus méritos, sus pensamientos, sus acciones ni sus sentimientos. Se trata, sin embargo, de un escritor reconocido por el público, culto, con una vida económica desahogada. Posee varias propiedades y personas a su servicio. Pero el simple hecho de decidir dónde pasará sus vacaciones, supone para él un agobio, no porque la tarea en sí lo requiera, sino porque es propio de su temperamento nervioso. Y es así como la toma de decisión de en qué lugar pasará sus vacaciones da comienzo al libro. Elige primero una isla en el Adriático, pero una vez allí, se siente insatisfecho y decide poner rumbo a Venecia.
Dos personajes que el escritor verá en distintos momentos servirán de anticipo de lo que sucederá después. El primero, un anciano junto al Cementerio Norte de Munich, le recuerda la muerte; y un decrépito homosexual (maquillado, con peluca, y rodeado de jóvenes) que viaja en el barco que lleva al escritor desde la isla del Adriático a Venecia será el símil de la vejez y la homosexualidad. Ya en Venecia, volverá a presentarse otra vez la premonición de muerte al comparar el escritor la negra góndola en la que viaja al hotel con un ataúd.
La ciudad de Venecia, sus lagunas, góndolas y vaporettos, sus callejuelas, las tiendas, los templos, y las personas que la habitan o la visitan en primavera, marcarán el escenario narrativo en donde se desarrollarán los hechos. En el hotel Lido pasará dos semanas observando la vida que hacen los demás turistas, entre quienes llaman su atención una familia polaca formada por una madre, tres hijas y un hijo adolescente a quienes acompaña una institutriz francesa. A partir del descubrimiento del bello efebo de nombre Tadzio, el escritor buscará un encuentro más cercano que el de un simple espectador, sin conseguirlo.
El tema de la obra nos muestra el drama interior de un hombre que tiene que hacer frente a los deseos homosexuales reprimidos y al paso del tiempo.
Finalmente, la amenaza del cólera que llega a la ciudad de Venecia ayudará a resolver el desenlace de la novela.
Con un narrador omnisciente, escrita en pasado y en tercera persona, recoge el punto de vista del personaje principal.
La proporción entre lo narrado, lo descrito y los diálogos es equilibrada, logrando el autor mantener la atención del lector.
El tipo de lenguaje empleado es culto. Y debido a la utilización de abundantes signos de puntuación, lento.
Entre los recursos literarios que muestra destaca una abundante adjetivación, no siempre efectiva, por duplicación del sentido.
A partir de la mitad de la obra aparecen varios recursos literarios como: personificaciones («el olor de la ciudad enferma»), metáforas («hacia la luminosa plaza hormigueante de palomas», onomatopeyas «el agua cloqueaba al golpetear contra la piedra», alguna comparación («se deslizaba de mesa en mesa arqueando el lomo como un gato», y varias reduplicaciones de palabras relacionando entre sí partes de una oración, como por ejemplo: «ora titubeante y circunspecto, ora vivo y repentino», «mitad rufianes, mitad comediantes». Detalles que demuestran que Thomas Mann era un asiduo lector y escritor de poesía. Sin embargo, pese a que esta segunda parte de la novela es más literaria que la primera, el discurso se mantiene siempre claro y de fácil lectura.
Si tuviéramos que preguntarnos por qué nos llega esta obra, la respuesta es simple: es una historia drámatica. Cualquiera de nosotros puede sentir temor a la enfermedad, la vejez, la muerte e incluso deseos que le perturben o pasiones que no pueda cumplir.
La película que Luchino Visconti hizo del libro en 1970 rescata fielmente el ambiente de la vida en los hoteles de Venecia y el tono de deseo y pasión sublimada del protagonista, pero sin incidir como ocurre en la novela en su pesadumbre.
Autor:
Thomas Mann (1875-1955). Importante autor alemán. Escapó del nazismo y residió en USA hasta 1952, época en la que regresó a Europa, radicándose con su familia en Suiza.
Otras obras suya: Los Buddenbrook (1900), Tonio Kröger (1903), La montaña mágica (1924), Doctor Fausto (1947) y Confesiones del estafador Félix Krull (1954). Por la primera de estas obras recibió el Permio Nobel de Literatura en 1929.
Editorial: Edhasa. Barcelona. Primera edición, julio 2010.
Ficha técnica: Formato 12 x 19. Matrices: 179.520.
Género: narrativa. Subgénero: novela.
martes, 7 de agosto de 2012
LA ESCUELA DE LOS CABALLITOS DE MADERA
Por: Pilar Alberdi
En la escuela de los caballitos de madera se les enseñaba a estarse quietos. Los sacaban de un cedro, un nogal o un pino. Expertos carpinteros les daban forma y los sujetaban con clavos a un par de maderos
Después, permanecían días enteros en el escaparate de una tienda a la espera de que alguien los quisiese.
Sólo recibían algo de vida cuando una niña o un niño se montaba en ellos, les sujetaba fuerte de las crines, imitaba su relincho, y los ponía en rápido movimiento sobre el vaivén de madera, mientras sus padres les repetían nombres de leyenda como Rocinante o Bucéfalo, y les indicaban un lugar imaginario a dónde dirigirse.
Pero los niños olvidaban pronto esos nombres y rápido decían: «¡Arre,caballito!», «¡A la casa de los abuelos!», «¡A la mar!», «¡A luchar contra los piratas!» Y allá se iban.
Pero los caballitos de madera nunca les ponían nombres a los niños; no podían. Ni siquiera sabían consolarlos cuando alguien los humillaba con un reproche o un azote. Además, sólo algunos, unos pocos, acababan sus días dando vueltas en los tíovivos, en un “sube y baja” interminable para toda la vida.
Sin embargo, algunas noches, en sueños, los caballitos y los niños, lograban escapar juntos... Se marchaban lejos, muy lejos... Se subían sobre nubes de algodón, lamían golosinas que flotaban por el cielo, bajaban a tierra y se mojaban las patas en un río repleto de estrellas que habían quedado de la noche. Al salir salpicaban la hierba con agua y tomaban un poco de sol, mientras olían el perfume de las flores y la menta y veían como corrían las rápidas sombras de los árboles, una detrás de otra, sobre la tierra.
Luego, sucedía lo de siempre, los niños crecían, y sólo muy de vez en cuando, recordaban a sus caballitos de madera... Aquellos que acabaron sus días en un desván oscuro, en una hoguera de San Juan o en la basura.
Pero cuando los llamaban… ¡Ah, cuando los llamaban con su imaginación! Bastaba que pensaran: «¡Arre, caballito!» Y los caballitos siempre volvían. Porque un caballito de madera nunca deja abandonado a un niño, ni siquiera cuando este se convierte en un adulto.
Fotografia: derechos adquiridos en Fotolia.
DOS BUENAS NOTICIAS
Los cuadernos de la señora Bell Nº2 en la categoría de ebooks extranjeros en la plataforma italiana de Amazon, y Alas de mariposa en el Nº23 de infantil juvenil valores en libros extranjeros en la plataforma francesa de Amazon.
jueves, 2 de agosto de 2012
"EN LA ISLA DE LOS PREGONES"
Entrevista y reseña: Pilar Alberdi
En la isla de los pregones obra de la autora cubana Marlene Moleón quedó finalista en el año 2006 del Premio Azorín de novela, convocado por la Diputación de Alicante y la editorial Planeta.
La autora publicó la obra en Amazon, en edición digital y en formato Kindle, dando comienzo, al mismo tiempo, a la editorial de ebooks «eRiginal».
Marlene, parece que el destino venía señalado para ti... Naciste en Estados Unidos, desde los primeros meses viviste en Cuba, y a partir de 1998 la salida de Cuba te lleva a Canadá primero, y en 2009 a Miami, en donde resides actualmente. Cuéntanos lo que supuso para ti ese cambio.
En realidad desde el año 2009 hasta ahora he vivido entre Ottawa y Miami. Creo que para el próximo año me estableceré definitivamente en Miami.
En 1998 pude “salir” de Cuba. Pero la resolución de no seguir viviendo en Cuba data de 1989, el año que nació mi hija y el año que se derribó el muro de Berlin, se desató la protesta de Tian Nam Meng y se efectuó el juicio al general Ochoa en Cuba… el desencanto venía de atrás, pero al nacer mi hija yo quería que fuera una persona decente y en Cuba no podía educarla de esa manera. Habría tenido que educarla en la doble moral, siempre presentando una máscara pública para sobrevivir mientras se piensa lo contrario a lo que se dice.
Me preguntas por los cambios. Canadá significó para mí aprender a convivir de manera pacífica con diferentes culturas y aproximaciones políticas, a veces resultaba desesperante y pensaba que les faltaba sangre en las venas.
Por otro lado, en Miami me he reencontrado con un montón de amigos. Alguien bautizó a Miami como “La Habana del Norte”, tiene toda la razón. Disfruto de esta ciudad cada vez que veo a un cubano –o a un emigrante- exitoso, desde los que viven en Coral Gables o Brickell Avenue, en Hialeah o Homestead; desde el banquero o artista de Hollywood hasta el pequeño empresario con su camión ambulante. Son miles de cubanos persiguiendo sus sueños ya que no pueden hacerlo en la isla donde nacieron.
Hay novelas que no se pueden escribir sin haberlas vivido, sin ser parte de la cultura de un país, es decir de sus grandezas y de sus miserias, de los actos más bondadosos y de los más miserables. Una Revolución que no es igual para todos, en donde se puede ser médica o ingeniero pero no tener nada para llevarse a la boca, y donde la corrupción, y la delación fueron una parte cotidiana en el sistema. El temor de ser escuchados, vigilados... La posibilidad de ser detenidos, de desaparecer en el interior de una institución psiquiátrica, hospitalaria o carcelaria.
Esta novela es uno de esos libros que deben leer, sin ninguna duda, las personas que no han vivido en dictaduras, que no comprenden, que no imaginan el valor que hay que tener para enfrentarse a un régimen, es decir, para ser crítico y pensar diferente, para ser expuesto a la indiferencia o al escarnio público. «Tú y yo somos una sola cosa. No puedo hacerte mal, sin herirme a mí mismo» decía Mahatma Gandi. Me pregunto si vale como excusa que se haga el mal sólo para sobrevivir al día a día y hasta dónde, hasta qué limites pueden arrastrarnos las creencias y el convencimiento o la simple cobardía.
Es muy difícil que alguien imagine qué es una dictadura sin haberla vivido. En la presentación en
Miami del libro “El Dictador” del académico venezolano Ramón Guillermo Aveledo, cuando alguien le preguntó ¿cómo identificar a una dictadura?, Aveledo respondió: “Si hubiese un miedómetro, un instrumento que pueda medir el miedo, sería fácil”.
Muchos lectores me han comentado que pudieron oler y respirar el miedo a través de la vida de los personajes, con eso me quedo satisfecha.
Por otro lado, la vida sexual de los protagonistas, esa fuerza que los impulsa a superar el día a día, y también hay en algún caso una maternidad que se asume y se vive en solitario porque la diferencia entre tener un buen amante y convertirlo en un padre es mucha, nos habla del deseo innato de vivir, de ser escuchados, y de escuchar, de dar caricias y recibir, de cruzar incluso límites insospechados.
En una ocasión me ofrecieron escribir textos eróticos, y me di cuenta que es algo extremadamente difícil. Escribir escenas sexuales sin un argumento es muy aburrido.
“En la isla de los pregones” intenté que el sexo quedara reflejado como parte de la vida misma.
Hay algo en lo que tú haces hincapié en algunas partes del texto, y es en cómo se estructura el pensamiento de la gente en base a «narrativas aprendidas, según el lugar que ocupamos en esta trama. Estructuramos nuestro pensamiento basándonos en “informaciones” que damos por ciertas y no cuestionamos». Informaciones recibidas... Podríamos decir también que desde niños somos condicionados hacia un tipo de ideas. Y entonces llega un momento, una situación, un día concreto, un instante en que una persona se cuestiona, despierta a otra versión de la realidad, a esa otra parte de la trama en la que no le ha tocado ser uno de los personajes.
Lo que se aprende de niño es muy difícil de cambiar. Mi abuela me repetía constantemente que todos los que tenían tatuajes eran drogadictos o presidiarios. Todavía hoy tengo que “procesar” mentalmente que no es así cada vez que veo a una persona tatuada.
El mecanismo de defensa psicológica, de negar la realidad si ésta no se ajusta a las creencias, lo explica de manera brillante el físico Armando Rodríguez:
Mientras más tiempo y esfuerzo se emplea en materializar una ilusión más difícil resulta la objetividad, funciona aquí por tanto el efecto “póker”. Este es el mecanismo que opera sobre el jugador que ha percibido que su mano tiene escasas posibilidades, pero no se resigna a perder lo ya apostado y sigue aumentando la apuesta.
A la gente se le gastó los años en la Revolución... Primero en la esperanza, luego en sobrevivir... Mientras tanto, 300.000 jóvenes soldados perdieron sus vidas en suelos extranjeros. Ese gasto de años, de vidas, de exilios, de miedo constante a una guerra, de colas para conseguir un producto u otro, de huidas que fracasan porque los que van en las improvisadas balsas son apresados o acaban sus cuerpos a merced de los tiburones... O llegan a un nuevo horizonte para comenzar otra vida, pero llena de los pensamientos y los sentimientos, y la familia o los amigos que se han dejado atrás.
Cualquier emigración es dura. Pero los cubanos tienen hoy las mismas leyes de destierro que imponía España a Cuba cuando era una colonia. No se trata de que uno visite la isla corriendo riesgos personales como pueden hacerlo otros exiliados, sino que simplemente no te dejan montar en un avión aunque se esté muriendo tu madre a menos que el gobierno cubano lo autorice.
Sitúas la novela en un período no concretado del s. XXI en que el régimen castrista ya no
existe y se está dando paso a un nuevo modelo. Con un punto de vista omniesciente, la voz narradora nos pone en contacto con las vidas de cuatro niñas cuyos nombres comenzaban por María. Desde los años sesenta del siglo XX, las vemos convertirse en adolescentes, en jóvenes, en mujeres y alguna en abuela... Y, al mismo tiempo, tenemos un acceso claro al orden establecido y a cómo este ha repercutido en sus vidas de distinta manera. También se muestra claramente la homofobia y el antilesbianismo del régimen.
Hace casi treinta años mi mejor amigo era gay y en uno de los tantos procesos de “purificación revolucionaria” mi amigo se suicidó. No puedo revelar su nombre porque él prefirió morir antes de que fuera pública esa “vergüenza”. Es algo que todavía hoy me duele.
Hay en esta novela, un deseo final de reconciliación entre todos los cubanos, los que se fueron primero, los que se quedaron convencidos y luego también se marcharon, los que aún siguen allí... Tú dices al final del libro, ya en la nota de agradecimientos... «Esta no es una novela histórica, pero está basada en una tragedia real. Nunca hay una sola verdad. Yo tampoco pretendo establecer ninguna». ¿Consideras posibles esos encuentros entre víctimas y victimarios del modo en que se plantea en el libro? ¿Esperas que los haya? ¿Siempre tenemos la elección de actuar del mejor modo posible? Se castiga a los dictadores, pero ¿qué aprenden los pueblos? Recurro a Hannah Arendt: «Donde todos son culpables, no lo es nadie [...]. Siempre he considerado como la quintaesencia de la confusión moral que en la Alemania de la posguerra aquellos que estaban completamente libres de culpa comentaran entre ellos y aseguraran al mundo cuán culpables se sentían, cuando, en cambio, sólo unos pocos de los criminales estaban dispuestos a mostrar siquiera el menor rastro de arrepentimiento.»
Si me permites y para que sirva de corroboración de las palabras anteriores, Hellinger, el autor de la teoría de Constelaciones Familiares (en esta teoría se reúnen, además, aportes de numerosas terapias y teoría de la psicología como el psicoanálaisis, el psicodrama, gestalt, etc.), aportó datos sobre los descendientes (segunda y tercera generación) de los responsables del holocausto. Muchos, en solidaridad con las víctimas, se suicidaban y aún se suicidan porque no pueden cargar con esa culpa de sus ascendientes.
No sé si habrá un encuentro entre víctimas y victimarios como plantea la novela. Lo más probable es que no suceda de esa manera, pero espero que exista si no una reconciliación, al menos una convivencia regida por un estado de derecho.
Aunque cuando ocurren hechos como la muerte de Osvaldo Payá se me olvida todo lo que he aprendido en Canadá y en mi trabajo con los cuáqueros, y me siento más que indignada. Será difícil probar ahora que fue un asesinato, pero toda la verdad saldrá a la luz algún día.
No sé si son casualidades del destino, pero cuando yo llegué de Argentina a España en 1979, algunos de mis poemas «Imagen poética II» los publicó el poeta cubano José Mario, que era a su vez amigo de Néstor Almendros, y que más tarde cuando pudo salir de la isla, Heberto Padilla, aparecieron en las Ediciones El Puente sus poemas, coincidiendo con la llegada a Madrid del escritor. No hay que olvidar que Heberto Padilla y Cabrera Infante fueron el tipo de intelectuales que primero pertenecieron al sistema, y que en cuanto mostraron disidencias también sufrieron las consecuencias.
No han sido los únicos. “Dentro de la Revolución todo; contra de la Revolución, nada” (Palabras a los Intelectuales, Fidel Castro, 1961) es la mejor manera de llevar a la autocensura provocada por el miedo. Es fácil ver que el líder cubano apenas parafrasea a Mussolini con “todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del estado, nada contra el estado”. No en balde el ilustre intelectual cubano Virgilio Piñera se paró ante el Comandante en esa memorable reunión y le dijo ¨Yo solo sé que siento mucho miedo¨.
Es muy triste comprobar cuántos autores locales tuvieron que salir de la isla gracias a la mediación de terceras personas y de instituciones, después de ser perseguidos y encarcelados, mientras a intelectuales extranjeros, pero afines al régimen, y tú citas a un par de ellos en tu obra, se los encumbraba.
Es muy fácil “defender” a la Revolución sin sufrirla. Recuerdo que cuando Abrantes (el ministro del Interior) fue condenado a prisión, en La Habana la gente comentaba que sería una mejor condena si lo obligaban a vivir en un solar de Centro Habana, sin automóvil y a comer por la libreta de abastecimiento. Los cubanos de a pie pensaban que sería un castigo más duro que la cárcel.
Hay algunos personajes en tu libro que serán para mí muy difícil de olvidar, Esperanza, por ejemplo, aparece poco pero para mí, ella y Luz, nos muestran el peso de la historia y sus terribles consecuencias.
Esos son los personajes de la tercera generación. Hasta ahora los más populares han sido Perla, una mujer de total vocación libertaria y Reinaldo, el homosexual que sufrió la UMAP.
El elogio más grande que puedo hacer a tu obra es que he sentido cada escena, cada momento de duda, dolor o incertidumbre, cada pequeña alegría también, cada sueño, victoria y fracaso, y que es un texto que hace pensar.
Wow!!! Ahora si me has puesto colorada. Muchísimas gracias. En realidad pienso “reescribirla” y reducir algunos pasajes para hacerla más asequible al lector más joven.
Marlene, por último me gustaría que nos cuentes de la actividad de la editorial «eRiginal» y de tus proyectos literarios.
eRiginal Books es una empresa relativamente joven y sin embargo, está renovándose constantemente . Cuando se inició no publicaba libros impresos, ahora lo hace porque comprendimos que estamos en un momento de transición. El objetivo de eRiginal es buscar las mejores fórmulas para promover a los autores hispanos en el nuevo mundo del libro digital.
En cuanto a los proyectos personales, tengo que dividir mi tiempo de manera más eficiente. Tengo varios proyectos en marcha pero no me gusta anunciar las cosas hasta que no están terminadas.
Muchas gracias.
Gracias a ti, Pilar.
Reseña de EN LA ISLA DE LOS PREGONES
«A la memoria de mi padre,
un comandante de la Revolución,
y a mi madre,
quien nunca perteneció al partido»
Así comienza esta obra en la que literatura, sociología, filosofía y política se integran hábilmente para intentar contestar qué es la vida y, especialmente, cuál es el valor de una vida en un marco revolucionario y en un régimen que siendo totalitario promete signos de libertad imposibles. Siguen a este encabezamiento las palabras de Fernando Ortiz y de Pablo Milanés que dan lugar a la pregunta: «¿Ha valido la pena?».
El libro nos aportará la respuesta a través de cuatro personajes femeninos y su relación durante varios lustros. En ese camino veremos cómo encauzan su vida, cómo se suman o se alejan de la senda establecida por la revolución, el tipo de familias que forman y sus destinos. Si esta revolución comenzó para dar libertad y bienes, si muchos se sumaron con un anhelo creciente de justicia social, veremos en las últimas generaciones afectadas, el modo en que tales sueños cayeron como una espada de Damocles sobre jóvenes inocentes para los que el futuro nunca acaba de llegar.
El libro comienza con la conjetura, incierta aún, de un Fidel Castro fallecido. Han transcurrido 16 meses desde su muerte, momento en que se convocan elecciones, pero además se ha creado una comisión llamada Foro de la verdad y reconciliación, gracias a la cual, aquellos que han sido víctimas del poder pueden llamar y exigir de los victimarios una respuesta, un porqué.
La misma tarde en que se anuncia la convocatoria de elecciones, María, una de las protagonistas, recibe una citación, intenta comprender qué pudo haber hecho en su pasado, quién exige su presencia, sobre qué se la acusa, datos que sólo conoceremos al final de la novela. Pero esa tarde María todavía está en su departamento de la Habana:
«Asomada al balcón lanzó una rápida mirada al mar que se atisbaba tras los altos edificios de El Vedado. Amanecía con suavidad, sin el bullicio de las últimas semanas. Todo parecía más sosegado sin la bullaranga de los pregoneros y el ruido sordo de los autos. “Es bueno madrugar para poner la cabeza en orden”, pensó mientras inspiraba con avidez el aire salobre. Los blandos matices rosas y dorados de la ciudad se tornaron con rapidez en un intenso reflejo rojo sangre que flameó techos y fachadas, y se sobrecogió como ante un mal augurio. ¡Ay María! ¡Tú y tus supersticiones! Nadie diría que eres una doctora. Sorbió con fruición el café bien cargado y leyó una vez más el enorme letrero en la acera de enfrente “Cuba con todos y para el bien de todos”.»
María es la feliz privilegiada de vivir en un barrio en el que rara vez falta la luz. Y si antes se aferró al sexo, con la edad, su profesión le permite mantenerse lo suficientemente ocupada como para no pensar. Aún así no puede dejar de meditar sobre las razones por las que una persona o más pueden llamarla a testificar.
Estamos ante una narrativa con un punto de vista omnisciente que lo mismo utiliza la tercera persona de manera general que se implica en dar voz a la segunda (diálogo del sujeto consigo mismo) e incluso a la primera.
«Ese fue el tiempo en el que te refugiabas en el sexo. Buscabas cuerpos jóvenes con un desenfreno y una intensidad inusitada. Querías que te empalmaran, lamieran y golpearan para aplacar la conciencia» (...) «Antes querías olvidar el presente porque no veías futuro, ahora quieres olvidar el pasado porque compromete tu futuro».
La obra consta de una introducción, diez capítulos y un epílogo. Y se desarrolla en un tiempo pasado y en un tiempo futuro. Ese tiempo pasado comienza en 1960: «Eran cuatro Marías, todas tan distintas que el ojo ajeno no sabía encontrar qué las podía apandillar en interminables tertulias y cuchicheos. La amistad se remontaba al tiempo en que madura la memoria». Estas niñas son: Perla María, que es la que más sabe de sexo; María Antonia, que es la única de piel oscura; María Quiñones, que es quien acabará siendo médica, y Mariflor de las Mercedes, quizá la que tiene el nombre más caribeño y barroco, y a la que todos llaman Mery. Son, bendita niñez, niñas que leen que muestran interés por crear historias y, algunas veces, las transcriben a cuadernos.
Para estas niñas su realidad implica conocer las diferencias de significado entre «yanqui», «Fidel», «imperialismo», «revolución». Todas saben que hay que tener cuidado con lo que se habla. En sus barrios hay «casas selladas», abandonadas por gente que se marchó con lo puesto o por gente que no se sabe bien en dónde está, quizá presos en una institución u otra, porque en la Cuba que ellas viven su incipiente adolescencia, tener ideas diferentes cuesta el precio de la libertad, lo mismo que si se es homosexual o lesbiana. Conoceremos ese holocausto escondido durante tantos años, incluso defendido por intelectuales europeos y latinoamericanos que no quisieron ver que en Cuba, igual que en la URSS y en los países del este de Europa, ocurrían hechos terribles.
Como el tiempo pasa, profundizamos en las vidas de las cuatro muchachas. Comprenderemos a qué peligros hay que enfrentarse cuando se construye una balsa para salir a buscar un futuro; las condiciones inhumanas que padecen los presos; veremos llegar cubanos a los que se permite volver a ver a sus familias, traen divisas y aplauden cuando los aviones aterrizan; volveremos a recordar el problema de los misiles mientras las adolescentes sienten que Cuba está a punto de estallar, que puede empezar una guerra, justo cuando les quedaban a ellas tantas cosas por hacer en la vida. Conoceremos de la comida cubana, de las libretas de racionamiento, de los soldaditos enviados a cumplir con la patria en lugares como Angola o Etiopía, oiremos sobre falsos fusilamientos, terapias mortificantes para la mente y el cuerpo humano, sabremos de los primeros amores de estas jovencitas y también de quienes las rodean. Comprobaremos lo fácil que es atacar una reputación desde medios periodísticos oficiales, cómo se humilla al disidente apresado hasta límites inhumanos, se llama «gusanos» a los que están fuera, se hacen largas colas de una noche para conseguir unos pañales, y un librito prohibido puede costar en el mercado negro tres latas de leche. La universidad es para los patriotas y si uno no lo es puede hasta ver cómo desaparece su expediente.
Cuando pasa el tiempo y estas mujeres se reencuentran hay una conclusión: «El odio y la intolerancia de dos generaciones no se borran con un decreto de ley». En muchos lugares del mundo se ha intentado, pero cuando se acalla la verdad, cuando se la encierra en el silencio, esta pugna por volver a salir. Pero las altas esferas del poder no están exentas de la desconfianza. Allí arriba hay corrupción, favoritismos descarados y arribismos desmedidos. ¿Por qué se llamará «Presidio modelo», un eufemismo, a esos lugares en donde se puede hacer tanto daño y torturar con permiso del Estado?
En esta novela conoceremos a los esposos, los amantes, los hijos de estas niñas que se convirtieron en mujeres, y ya al final sabremos por qué razón se la citó a declarar a María. Para entonces ya son mujeres maduras que se sorprenden de ver en sus amigas «una piel flácida o ese desolado cansancio». Tienen arrugas, sí, pero tienen marcas en el alma difíciles de borrar.
También se rozan en esta obra los ritos ancestrales africanos, lo que queda del catolicismo y la teoría comunista que como un manto lo cubre todo. Porque en algo hay que poner la fe. La vida es una lucha, y sólo cuando alguien se marcha al exilio, nota que «los sentidos se afinan. Cientos de detalles insignificantes en la vida cotidiana, que antes pasaban inadvertidos, se abren como flores mañaneras delineando una identidad de la cual no se tenía conciencia. Miami como una ciudad de renacimiento», en donde vuelven a surgir los nombres de Cuba y en donde hasta Fidel tiene una hermana.
Es una novela de rico léxico, profunda, densa en el sentido en que nos vemos atrapados por situaciones que sufrimos junto a las protagonistas, sensual, y, además, en todo momento nos queda ese último deseo, el de saber qué hizo la doctora María para que la llamen a declarar en el Foro de la Verdad y la reconciliación.
«La isla de los pregones» fue Finalista del «Premio Azorín de Novela» (2006) y la pueden encontrar en Amazon en el siguiente enlace.
Más información sobre la obra y la autora:
Un comandante en la Isla de los pregones por Marlene Moleon
El otro paredón
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
-
Reseña: Pilar Alberdi «En los últimos decenios, el interés por los ayunadores ha decrecido muchísimo. Antes era un buen negocio organiza...
-
«¿Qué es un hombre rebelde? Un hombre que dice no». Alber Camus Reseña: Pilar Alberdi No quiero dejar pasar este día, en que se celebra...
-
Reseña: Pilar Alberdi Si alguien cree que el tema de la moda es baladí , se equivocaría y mucho. Como ejemplo de lo que somos nos represe...