sábado, 23 de agosto de 2014
«OCHO CUENTOS DE AZUFRE» DE ÁLVARO POMBO
Reseña: Pilar Alberdi
En este libro, en esta colección de cuentos hay una nostalgia intensa por lo que fue, por lo que se ha sentido y queda retratado en las palabras. Es en ese arte del contar y retener, donde Álvaro Pombo nos deslumbra y nos atrapa. Cuentos fieles e infieles al pasado, que aportan al mismo tiempo el misterio y la solución, unas veces a partir del olvido y otras del recuerdo que llega como una luz a iluminar un instante.
El escritor sabe que tiene su público y que será leído, por eso el lector no es ajeno a esta narrativa, en la que unas veces más explícitamente y otras menos, está presente. Son cuentos escritos desde una mayoría de edad, desde una acumulación de tiempos que permiten conocer el verdadero sentido de lo que es la vida o, al menos, de lo que ha sido uno en la vida. «Porque hay personas que fueron abandonadas y cincuenta años después continúan sintiéndose abandonadas», y pueden ser nuestras vecinas o vecinos, y no lo sabíamos; porque hay hijos que descubren angustiados que su madre que lo ha dado todo, no recibe nada, que la vida no perdona a los pobres y, muchas veces, regala demasiado a los ricos. Los cuentos nos ofrecen ambientes, que reflejan clases medias, pero también obreras. El intelectual, es esa figura que en estos cuentos aparece como aquel que recrea literariamente su propia vida, como el «personaje oficial» que todos creen conocer. Hay en estos cuentos frases que merecen ser subrayadas por su peso, su consistencia, como esta: «Esto es empequeñecedor: pensar lo que no fue», porque pensar lo que no fue puede ser pensar en otra vida, que pudo ser, pero que no fue vivida. Y las hay, sí, muchas frases que deslumbran, que estallan de poesía: «nada se oye del crespo humor del viento». No falta alguna reminiscencia filosófica sobre el ser y el no ser, y sobresale una fina capacidad psicológica para traspasar la superficial aspereza humana que, a veces, con absurdas corazas, nos jactamos de mostrar las personas: «al vernos no nos vemos porque vemos demasiado; al oírnos, en cambio, por teléfono, nos callamos porque oímos demasiado. La voz no disimula nunca». Y, es verdad, la voz no disimula nunca. Y hay, sobre todo, muy especialmente, la madurez que dan los años; la maestría literaria que permite artificios como el de unir de forma velada la tercera con la segunda persona o insertar el diálogo a modo de pura narrativa», que nos hace pensar que sí, que es posible como se insinúa en uno de los cuentos que la vida, a veces, puede traerse al presente, a través de algunos objetos y fotografías, aunque se sienta la dificultad, a cierta edad, de tener sentimientos como aquellos que un día se tuvieron.
Datos aportados por la editorial Salto de Página
Un singular duelo enfrenta ante una pescadería a un niño de vocación torturadora con una celebridad local. La jornada de un intelectual español en el DF termina ahogada en tequilas reposados y envuelta en una amarga reflexión. Unas expansivas manchas de humedad en los bajos de una comunidad de vecinos requieren tanto vaciar la fosa séptica del inmueble como descender al sótano de su inconsciente. Tan inextricables como esas profundidades transcurren los días de un joven rumano, entre confusa violencia callejera y camaradería masculina. La soledad, la figura fantasmal de un novio ausente y un oscuro rencor marcan hasta su desenlace la vida de dos hermanas. Otra ausencia—la de un primo recién fallecido—irrumpe también en la vieja relación entre dos amigas y asalta la memoria que se reelabora—pero también se revela—a través de la escritura.
Autor: Pombo, Álvaro Pombo (Santander, 1939) se licenció en Filosofía y Letras (Sección de Filosofía) por la Universidad de Madrid y es Bachelor of Arts en Filosofía (Birkbeck College, Londres). Residió en Inglaterra desde 1966 hasta finales de 1977. Aparte de sus libros de poesía, entre ellos Variaciones (1977), Premio de Poesía El Bardo, su obra narrativa lo ha consagrado como uno de los maestros indiscutibles de la literatura española contemporánea. En dicho ámbito ha sido merecedor, entre otros, del Premio Herralde (1983), el Premio Nacional de la Crítica (1990), el Premio Nacional de Narrativa (1997) o el Nadal (2012).Es miembro de la Real Academia Española desde diciembre de 2003.
Notas:
Foto artículo:©Fotolia
sábado, 2 de agosto de 2014
¿LA «SOLUCIÓN FINAL» EN PALESTINA? UN NUEVO HOLOCAUSTO
Por: Pilar Alberdi
He escrito mucho en este blog sobre temas relacionados con la Segunda Guerra Mundial y el holocausto judío, pero no han sido los únicos temas de los que he escrito, por supuesto. La inhumanidad que portamos, aquello que nos hace menos dignos, no solo me mantiene en alerta sino que me indigna. Por esta misma razón, se hace justo y necesario que escriba ahora sobre esa nueva ofensiva israelí denominada «Margen protector», un triste eufemismo, no peor que aquel que hablaba de «campos de trabajo», y que destruye la vida de miles de palestinos.
Sé que no todos los judíos están a favor de esta guerra y eso me conforta, pero cuando se ve al gobierno de Netanyahu llamar a más reservistas, a Obama (¿por qué se le dio un Premio Nobel de la Paz?) enviar más armas, a los representantes de los países árabes mantener silencio, igual que el gobierno español. Frente a esto, una debe por fuerza preguntarse en qué mundo vive, en qué país y qué puede hacer para cambiarlo.
Cuando la ONU tras varios días de masacre dijo que había una «alta posibilidad» de que se estuvieran cometiendo crímenes contra la humanidad solo logró alarmarnos por su falta de representatividad de esa misma humanidad. Y los palestinos que se refugian como última solución en las escuelas de la ONU, también son masacrados.
Una mujer palestina decía por la televisión que los estaban matando como a cucarachas, así es, y además lo estamos viendo, sufriendo con ellos, llorando por ellos, pero desde la comodidad, que tampoco podemos cambiar de nuestra vida.
¿Qué hace la ONU que no ha intentado la evacuación de los civiles? El 60% de la población palestina son niños. ¿Qué hace la comunidad europea? Siempre esperando las ordenes de los lobbies norteamericanos. ¿Qué hace el gobierno de España que no ha llamado al embajador de Israel? Pero, ¿qué va a hacer este gobierno que ha empobrecido, humillado, acosado y maltratado a su propio pueblo, y que lo sigue haciendo. Nadie hace nada.
Hemos visto imágenes en las que caen octavillas sobre Palestina avisando que evacuen los barrios porque van a ser bombardeados. ¿A dónde se puede ir la gente? Como si fueran piadosos, hemos visto avisos de detonaciones que caen sobre las casas que van a ser bombardeadas, artefactos no inocuos, sino que pueden matar también, casas sobre las que cinco minutos después cae la destrucción total. ¿Alguien podría escapar? Como nada se respeta, también se bombardean hospitales; y mientras una política israelí, mujer para colmo, pide que se mate a las embarazadas palestinas, un soldado israelí se jacta del número de niños palestinos que ha asesinado como francotirador y que no duda en mostrar la cifra en su TL.
Los nazis olvidaron en su día que destruir al otro siempre acaba en destruirse a sí mismos. Es lo que hoy están olvidando los sionistas y quienes les apoyan.
En estas terribles circunstancias, la portavoz de la embajada de Israel en España se ha atrevido a acusar a Yolanda Álvarez, periodista española, corresponsal de TVE en Palestina, de ser miembro de Hamás y no ha dudado en escribir una larga nota.
Resulta intolerable esta matanza. Si es insoportable de ver la violencia que se ejerce sobre un pueblo indefenso, tiene que ser espantoso estar allí y soportar los cuerpos heridos, mutilados, aplastados de tus familiares, amigos y vecinos, los hogares destruidos, el caos y la indiferencia de quienes pudiendo detener este holocausto no lo hacen, y a los que deberá exigírseles, su responsabilidad en los hechos.
Actos y palabras, eso es lo que tenemos para enfrentarnos al mundo. Pensemos: pensemos ¿qué podemos hacer por Palestina? Solo llorar con ellos no alcanza.
Esta mañana escribía en mi TL @pilaralberdi
«Me estoy hundiendo en las heridas del mundo y sangro y sangro. #FreePalestina
Y a continuación me he dirigido a la portavoz de la embajada de Israel en España para decirle, después de leer sus mensajes:
«A la @Portavoz_Israel en España: lo que está sucediendo se llama “genocidio”, “holocausto del pueblo Palestino”».#FreePalestina
¿Qué más puedo hacer? ¿Qué podemos hacer?
Lloro por Palestina, pero eso, no basta.
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