sábado, 28 de noviembre de 2015

SOBRE LA LECTURA Y LOS LIBROS: ARTHUR SCHOPENHAUER


Reseña: Pilar Alberdi


«Es preciso comenzar por decir que Arthur Schopenhauer es el mayor crítico moderno de la lectura, el más importante pensador que ha aplicado su reflexión extensamente y con relieve a ese asunto» expresa Pedro Aullón de Haro (Universidad de Alicante) en la introducción de Sobre la lectura y los libros. Indicando que como ese conocimiento, en general, no consta, ha decidido «dedicar un pequeño esfuerzo a explicar el problema concreto», especialmente, en un momento en que «los campos que llamaremos en general de las ciencias del lenguaje y de la historia de la cultura, exigen al menos una revisión de ciertos aspectos histórico-filosóficos y una puesta a punto más comprehensiva y estable por parte de la investigación filológica o regida por esta», consciente de que la cuestión de la lectura « ha devenido en un problema de primera magnitud escolar y cultural y aun en lo que tiene que ver con el propio estar del ser humano en el mundo», lo que nos remite a pensar en el mundo como representación y en el conocimiento como construcción. Creer que la realidad es idéntica para todos sería el primer error.
Aullón distingue entre dos tipos de lectura, una a la que llama seria y otra más superficial. La lectura, íntima y en soledad, se ha separado de la oralidad, lo que resulta paradójico en la medida en que esta oralidad está, en otros ámbitos de la investigación, siendo materia de estudio. Por otra parte, la lectura no es solo la lectura de una determinada obra, sino el interés por el conjunto de la obra de una escritora o escritor, y por este en sí. El lector quiere saber ¿por qué dice lo que dice?, ¿para quién?, ¿sobre qué aspectos?, ¿en qué medida tienen relación con el lector y con el mundo como conocimiento?
Pese a todas las críticas recibidas, especialmente la de Hegel, la obra de Schopenhauer ha superado el paso del tiempo, y se mantiene actual, quizá porque reúne, y esto es una apreciación personal, todos los pensamientos más intensos de la persona, en su aspecto formal con relación a la cultura y a otras cuestiones del vivir.
Señala Pedro Aullón de Haro que el pensamiento de Schopenhauer es un pensamiento crítico, importa menos si podemos estar de acuerdo con él, porque en la medida en que ha desaparecido de los estudios de Retórica, lo que antes se denominaba el Arte de la Lectura, su legado es importante. Podemos encontrarlo en obras como Educación, Parerga y paralipómena, Sobre juicio, crítica, aplauso y fama, El oficio de escritor, La erudición y los eruditos.
Siempre que hablamos de una praxis hermenéutica, indicamos el acto, la voluntad de «interpretar», de abrir un «diálogo» con otros autores, y esto es lo que ha hecho Schopenhauer, con criterio propio sobre clásicos y también orientalistas; fue en toda regla un «intérprete de la vida» como afirma Aullón, quien objetiva que para Schopenahuer «vida» y «mundo» pueden ser leídos. El introductor pasa a señalar después cuatro temas por los que resulta manifiesta la preocupación del filósofo alemán: una «teoría crítica de la actividad de leer», una «teoría crítica del intelectual y del mundo académico», una «teoría de la recepción literaria» y de la «historia literaria», siendo, entre todas sus obras, Sobre la lectura y los libros, un conjunto de pequeños textos de fácil lectura para cualquiera y no por eso menos críticos.
Schopenhauer, que desconfiaba de las novelas en general por no ajustarse a la realidad, fue, sin embargo, un gran admirador de Cervantes y su famosa novela Don Quijote de la Mancha. Lo que le gustaba a Schopenhauer y esto no es difícil de apreciar es la calidad literaria. Por supuesto, también critica Schopenhauer a los que escriben solo por dinero, pero no por esta razón, sino porque la consecuencia, ante el apremio de la publicación, es la creación de obras sin suficiente calidad literaria.
Sobre el acto de leer piensa que los lectores honran a los escritores de siglos anteriores. Ya que lo que sobresale en su siglo, generalmente se apaga con los mismos fuegos de artificio con que fue impulsado, «la alabanza deshonesta de lo malo», eso es lo que le duele, y el silencio ante el trabajo de mérito, porque la mala crítica, la crítica interesada, «eleva a verdad lo que es un engaño».



Palabras de la contraportada:

«Arthur Schopenhauer es el mayor crítico moderno de la lectura, el más importante pensador que ha aplicado su reflexión extensamente y con relieve a este asunto.
Su pensamiento al respecto sigue siendo de fuerte actualidad y permanencia en sus diagnósticos de transcendencia psicológica, pedagógica, historiográfica, social y ética».
(De la introducción de Pedro Aullón de Haro)


Algunos ejemplos de lo que podrás leer en Sobre la lectura y los libros

«Según Herodoto, Jerjes lloró a la vista de su innumerable ejército, pensando que de todos aquellos hombres no quedaría uno solo vivo en cien años. ¿Quién no llorará también, a la vista del espeso catálogo de la feria de Leipzig, pensando que de todos esos libros, tal vez no quedará uno solo vivo en diez años?»
«Nunca se leerá demasiado poco lo malo, ni con exceso lo bueno».
«Se escriben libros sobre tal o cual gran genio de la Antigüedad, y el público los lee, pero no lee las obras que produjo ese genio».




Accede a Sobre la lectura y los libros
en el catálogo de la editorial Sequitur

sábado, 7 de noviembre de 2015

CONVERSACIONES PRIVADAS

Maurice Merleau-Ponty

Pilar Alberdi

Fue en 1947 cuando Maurice Merleau-Ponty (1908-1961) publicó Terror y humanismo. Todavía cercano el final de la Segunda Guerra Mundial, realiza un profundo análisis del mundo marxista y del liberal. Situando el acontecer del primero en un imprevisto devenir, como fue el caso de que se diera la Revolución rusa, en 1917, en una sociedad escasamente industrial. Con las Actas de los procesos estalinistas y con amplios detalles de las mismas explica cómo lo que condenó a Bujarin, no culpó a Stalin poco después, cuando firmó un tratado con los nazis, cuyo fin último, en realidad, fue darse tiempo y prepararse para la guerra con Alemania.
Este libro de Merleau-Ponty sigue a una lectura anterior, Conversaciones privadas de Hitler, que también comentaré.
Explica el filósofo ese deseo de «preservar lo humano más allá de las miserias de la política». Razona:«Asistíamos en 1939 a dos maneras de burlarse del mundo: una era en efecto, decir que se desarmaría Alemania mediante concesiones, la otra que Alemania simulaba que la firmeza evitaría una guerra». Ya sabemos lo que ocurrió después.
Sin embargo, lo que me interesa recalcar del ensayo es su necesidad de señalar que «No podemos elegir entre la pureza y la violencia, sino entre distintos tipos de violencia», «La violencia es el punto de partida común de todos los regímenes», incluido el liberal.
Del marxismo dirá que con todas sus posibles equivocaciones ha intentado mostrar que el camino de la humanidad está en reconocer al otro, algo que intuye es difícil de conseguir, y en más de una ocasión recurre a Hegel, para recordar la conocida «dialéctica del amo y el esclavo». El diálogo muestra que en la Historia siempre hay quienes se arrogan el derecho de ser «sujetos», mientras condenan a los demás a ser meros «objetos».
Presta especial atención a las actitudes que se toman ante los hechos históricos, especialmente, las más subjetivas. Ofrece un lugar especial a los resistentes, a aquellos que no están dispuestos a dar la razón a los hechos como se presentan en el momento en que son impuestos, aquellos que creen que la razón está más allá de estos. Según salgan las cosas en la Historia, así se juzgará a unos y otros. Pone el ejemplo de la Resistencia francesa y de los colaboracionistas, no juzga a nadie, pero no por eso deja de señalar que muchos colaboracionistas lo fueron para evitar males mayores. Y da cuenta, de que si la Historia hubiese acabado de forma diferente no habrían sido juzgados.
«Solo los niños imaginan que sus vidas son separables de la de los otros, que su responsabilidad se limita a lo que ellos mismos han hecho, que existe una frontera entre el bien y el mal». Pero en la vida real esto no es posible, la realidad es más compleja, y las personas dependen, no sin responsabilidad, de lo que suceda en el ámbito de la política. «¿Qué podemos contestar cuando un indochino o un árabe nos hace observar que ha visto nuestras armas pero no nuestro humanismo?» se pregunta. Sentenciará: «Ningún político puede enorgullecerse de ser inocente».
En un momento de la obra analiza las maniobras de Hitler, decidido a conquistar el Este sin antes haber conquistado el Oeste.
Como he dicho antes, he tenido ocasión de leer Las conversaciones privadas de Hitler, en la copia registrada por Hugh Trevor Roper. Hay otras dos copias, una incompleta, pero no es este sitio para explicar esa pequeña historia. Se trata de una recopilación de conversaciones, simples monólogos, resultado de las conversaciones de sobremesa que mantenía. Constan las fechas, las visitas y de qué temas se conversó con esas personas. Las conversaciones estaban destinadas a ser publicadas. Entre las muchas cosas que dice sobresale su interés por la conquista de Rusia, incluso más que los temas sobre los judíos que solo aparecen a partir de la mitad del libro. Hay frases de una sinceridad espeluznante: «No he venido al mundo para hacer a los hombres mejores, sino para aprovecharme de sus debilidades». Expresa sus planes: «Las bellezas de Crimea, que una autopista nos hará accesibles: he ahí nuestra Riviera, para nosotros los alemanes». Mientras por un lado afirma que nacionalsocialismo y religiones no pueden existir juntas, habla de que no potenciará el ateísmo, y calcula que las religiones se extinguirán por sí mismas. La realidad económica, y la gran frustración producto de los años precedentes y también de los resultados de la Primera Guerra Mundial están expresados claramente, su problema es cómo vender lo que fabrican; en qué mercados colocar las mercancías, por otra parte, piensa: «Creo que el fin de esta guerra significará el comienzo de una amistad duradera con Inglaterra, pero tendremos que dejarla primero K.O.». Comenta que en el futuro no habrá fronteras en Europa, y que las autopistas la recorrerán de una punta a la otra. El único país industrial será Alemania y se cuidarán muy mucho de facilitar tecnología y maquinaria a otros países. Sobre sus planes en otros territorios: «Rumania hará bien en renunciar en cuanto pueda, a poseer una industria propia. Dirigirá las riquezas de su suelo, particularmente de su trigo, hacia el mercado alemán. Recibirá de nuestra parte como contrapartida, los productos manufacturados que necesite». Imagina con vistas al futuro que Inglaterra y Estados Unidos acabarán enzarzados en una guerra. Dice que son muchos los que pensaban que los alemanes mirarían hacia las riquezas del Oeste, pero que él siempre tuvo claro conseguir las tierras del Este: «Lo que la India fue para Inglaterra, lo serán los territorios del Este para nosotros». Habla de que el Sha de Persia agradecerá su protección frente a la Inglaterra que teme, y que Alemania debe firmar cuanto antes un tratado con los turcos. Si le critican por los más de doscientos cincuenta mil muertos, dice que ha dado más de dos millones de nacimientos, porque todas las guerras incentivan la proliferación y sobre este particular opina que todas las familias deberían tener, por lo menos, cuatro hijos. No ha destruido París porque es una ciudad que ama y admira, dice que sólo ha ordenado bombardear la zona de los aeródromos, pero que no dudará en borrar de la faz de la tierra a Leningrado. Sobre los habitantes del Este, los considera «una masa de esclavos natos que necesitan un amo». Su idea: crear colonias con los soldados exentos del servicio militar, que deberán casarse con campesinas. Se repiten frases como: «El más fuerte se impone», «El éxito todo lo justifica». «El país que estamos conquistando será para nosotros, una fuente de materias primas y un mercado para nuestros productos pero nos guardaremos de industrializarla». Se alegra de haber puesto un solo tipo de cocina en el ejército, lo que favorecía la igualdad y la camaradería entre soldados y oficiales. En cuanto a las listas de cosas por hacer, generalmente las hace con dos temas. En una de estas, apunta: «Conservar al precio que sea nuestras posiciones del Este», «Mantener la guerra lo más lejos posible de nuestras fronteras». Sobre otros Estados, indica: «Los países a los que invitemos a participar en nuestro sistema económico deben tener derecho a su parte de las riquezas naturales de las regiones rusas», «Me he preguntado estos días si no deberíamos reunir a los dirigentes responsables de la economía de los siguientes países: Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Bélgica, Suecia y Finlandia. Les daríamos una idea de las perspectivas que se presentan hoy» lo dice refiriéndose a Rusia. «No hay más que un deber: germanizar ese país por medio de la emigración de alemanes y considerar a los indígenas como pieles rojas», «No sé por qué un alemán que come un pedazo de pan debe atormentarse por la idea de que el suelo que ha producido este pan ha sido conquistado por la espada. Cuando comemos el trigo de Canadá no pensamos en los indios expoliados».
Después de esas lecturas, evidentemente, no he podido dejar de pensar en el presente, en esa coalición de más de 65 países que actúa sobre el Próximo Oriente (los mismos territorios que antes fueron colonias de Europa), sobre el petróleo y el gas que hay allí, sobre la destrucción, los millones de desplazados y el dolor humano causados estos años. Por supuesto, no he podido dejar de reflexionar sobre las «conversaciones privadas», esas en las que se habla de cómo repartir esto o aquello, o dónde imponer una nueva frontera o levantar un muro, conversaciones que quizá nunca se publiquen, o sí, de muchos de los gobernantes occidentales, de muchos de aquellos que consiguen hábilmente que sus guerras siempre estén fuera de sus fronteras y de aquellos que han favorecido con armas a grupos rebeldes para desestabilizar regiones. Terror y humanismo, decía Maurice Merleau-Ponty, esa es la cuestión.


Maurice Merleau-Ponty.
Filósofo francés.
Autor entre otras obras de Fenomenología de la percepción, La estructura del comportamiento, Terror y humanismo, El signo, Lo visible y lo invisible.
Más datos en el siguiente enlace