lunes, 4 de julio de 2022

LA INDUSTRIA DE LA SEGURIDAD: UNO DE LOS NEGOCIOS MÁS LUCRATIVOS

 



Pilar Alberdi

 

He tenido la suerte de que una persona que aprecio me regalase el libro Es por su seguridad. Negocio y reconversión de la industria del miedo de Grabriel Ruiz Enciso, publicado en Málaga en 2021.

El autor nos comenta el boyante negocio de la seguridad y bajo qué premisas fue impuesto en el mundo.

Voy a recoger a continuación unas palabras del escritor que me han facilitado también el título y resumen perfectamente el tema: «La industria de la seguridad se ha convertido en uno de los negocios más lucrativos del mundo, sus beneficios multimillonarios compiten con los del sector bancario, el dinero generado por las drogas o la prostitución (si es que no es todo lo mismo)». Personalmente, sumaría, después de lo que hemos visto en estos terribles años a varios sectores más, entre ellos, sin ninguna duda al sector farmacéutico y todos los intereses que hay detrás.

El libro escrito en capítulos breves— es revelador. Cuando se trata de la seguridad en los aeropuertos y las medidas que llevan años implementadas el autor da ejemplos de lo que puede representar ese proceso para una familia con niños pequeños: un verdadero calvario.

Cita con nombre y apellidos, porque además la noticia finalmente salió en los periódicos, a algunas personas que se atrevieron a poner denuncias. El caso del eurodiputado de CIU, Ignasi Guardans y su denuncia a Aena. En esa denuncia se percibe no solo el autoritarismo del personal de una Compañía de seguridad sino de algún miembro de las fuerzas del Estado, aplicando procedimientos de normas que no habían leído.

Nos explica el autor que esta obsesión por la seguridad, especialmente la de los aeropuertos «comenzó con los incidentes del 11 de septiembre de 2001», y las nuevas normas se pusieron en marcha para Europa a partir del 10 de agosto de 2006, cuando la policía británica afirmó que tenía conocimiento de planes terroristas contra aviones utilizando explosivos líquidos. A partir de esa situación, el Comité de Seguridad de la Aviación Civil de la Comisión Europea prohibió a los viajeros llevar líquidos en el equipaje de mano más allá de unas cantidades indicadas, y, por supuesto, nada de botellines de agua u otras bebidas.

Una parte fundamental del libro, está dedicado a los espacios duty-free en España, de la que es dueña Wordl Duty Free Group España (antigua ALDEASA) quien ganó la subasta de Aena. ¿Qué supuso esto? Que en dos operaciones, la empresa se hizo con el sector, y Aena quedó privatizada en un 49% en 2014.

Se comprenderá fácilmente que como no se puede entrar con líquidos, las personas tienen que comprar agua para beber en estos espacios. El descaro de los precios llegó a tal punto que Aena mismo intentó poner límites, especialmente a la hora de otorgar nuevas concesiones. (Ver enlaces a noticias al final de este artículo). Al parecer y según una resolución del Tribunal Superior de Justicia del pasado mes de abril de este año, todo se ha quedado en nada. Como curiosidad añadir que el aeropuerto de Málaga es el único en el que para embarcar haces cola directamtente dentro del duty-free.

Hay un detalle más que, aunque no está en el libro lo voy a indicar. Yo soy hija de migrantes y lo fui a mi vez. Hoy, colaboro como voluntaria (profesora de español) con una organización que ayuda a migrantes. Cuando vivía en Madrid, hubo un tiempo en que llegaron muchas personas de Polonia, también las hubo que llegaron de Yugoslavia. Los hombres conseguían trabajo en la construcción y tanto ellas como ellos, como Vigilantes de seguridad, en un sector en auge. (Ellas también como limpiadoras). Y esa era su difícil realidad, aunque tuvieran en su país de origen mejores trabajos o estudios universitarios, debían aceptar lo que el mercado les ofrecía. Luego, llegaron latinoamericanos, y muchos de estos estos también se incorporaron a esas empresas de seguridad, como digo, en rápido crecimiento.

Por eso quiero recordar una escena que viví personalmente en 2009. Nos íbamos de viaje, mi esposo y yo, por motivos familiares a la Argentina. Había varias largas colas para pasar los controles de embarque. Y antes de pasar el arco de seguridad había personas cacheando a los viajeros. Era algo que yo no había vivido antes, pero que para estos empleados sería habitual. Reconozco que aquello me incomodó. Solo ver ese sometimiento impuesto a la gente, me indignó, pero no había otras opciones, o aceptabas lo que había o no viajabas. A mí me cacheo una mujer muy corpulenta, tocaba el cuerpo al puro estilo policial que se suele ver en las imágenes de los telediarios o las películas, e igual hacían los demás vigilantes con el resto de viajeros y al pasar sus manos sobre mis pantalones (yo llevaba un bolsillo interior donde guardaba algo de dinero para el viaje, mi DNI y un par de tarjetas de crédito) levantó la voz preguntándome qué llevaba ahí, que lo sacara y se lo mostrase. Sentí indignación. Lo hice igualmente: era sólo un poco de dinero en efectivo, el documento y las tarjetas bancarias; el pasaporte y el billete los tenía en la mano. De la billetera que llevaba en el bolso no me preguntó nada. Pero de toda esa secuencia, lo que de verdad me molestó, no fue el modo en que me trató la mujer, sino mi propio pensamiento, porque sentí que una extranjera, no una española me estaba exigiendo de manera abrupta y descortés que me sometiese a sus órdenes.

Evidentemente, el mayor peligro que sufrimos actualmente es aceptar cualquier imposición con la excusa de un posible virus, un acto terrorista o lo que sea. Y somos conscientes de cómo se activan algunos temas, y cómo cuando parece que desde la política hay que disimular un tema grave, la corrupción por ejemplo, o económico (la inflación), se apela y nos distraen con que el yihadismo avanza en un lejano territorio a miles de kilómetros de donde vivimos.

El sector de la seguridad en España genera más de 100.000 empleos, 4.000 millones de euros anuales y está en constante crecimiento. Hay que sumar todo lo que representa en gastos la seguridad aplicada a edificios gubernamentales (ministerios, museos, ayuntamientos…) y otros como hospitales, colegios, universidades públicas, cárceles, CIES, CETIS, vallas fronterizas, y a las propiedades comerciales y privadas. Y también está el resto, es decir, la infinidad de cámaras, drones, robots, y satélites que vigilan desde las calles, carreteras, edificios, y el espacio. Inversión que aumenta cuando hay crisis económica o se temen disturbios.

Parece que el tiempo de la confianza ha desaparecido al mismo tiempo que nos imponen el de la desconfianza. Bien podríamos decir aquello de «En río revuelto, ganancia de pescadores». El problema es cuando para conseguir el beneficio económico de algunos se cruza la delgada línea de nuestros derechos humanos. Y esto, cuando sucede, solo es el aviso de un totalitarismo en ciernes. Por ejemplo, toda esa información que recaban de ti y del resto de la gente las grandes tecnológicas de la comunicación y sus maneras de imponer la censura sobre temas concretos, de tal manera que impiden la controversia y el debate. O los llamados pasaportes Covid, o los reconocedores faciales para acceder a tu edificio como en China.

Hay que leer libros como este, y sumar también a la reflexión otros como Patología de la normalidad de Erich Fromm, por cierto, una obra póstuma de este autor, porque no todo lo que consideramos normal está bien ni es sano física, psicológica o socialmente, aunque nos hayamos podido acostumbrar a ello.

Por eso, quizá en algunos momentos de incertidumbre creemos que el mundo en el que vivimos, personal, laboral, social, moral, se derrumbará. A esto se le conoce como el Síndrome Titanic. Y por eso, se hace cada día más necesario analizar nuestros miedos y no dejarnos seducir por aquello que siendo negocio para unos pocos puede llegar a ser un mal para muchos.



El autor del libro:

Gabriel Ruiz Enciso: Psicólogo y Mediador internacional. Ha trabajado en varias organizaciones del ámbito de la inmigración, miembro de la Plataforma de solidaridad con los inmigrantes de Málaga, con varias publicaciones sobre temas de migración.


También te resultará interesante leer:

El negocio del miedo. Zigmun Bauman  Publicado en su libro Miedo líquido

Síndrome Titanic: El miedo a que todo se derrumbe Autora: Jennifer Delgado Suárez


Obras de Erich Fromm relacionadas con su libro Patología de la normalidad: Anatomía de la destructividad, La condición humana, Psicoanálisis de la sociedad, Sobre la desobediencia.

 

Dos noticias que se entienden bien juntas:

21 de marzo de 2019. Aena obligará a que las botellas de agua de losaeropuertos se vendan a un euro

15 de abril de 2022. Adiós a las botellas de agua a 1 euro en elaeropuerto