
Pilar Alberdi
Tu misión no es: vender, especular,
desafiar con una guerra, movilizar
las masas, crear un holding...
Tu trabajo es modesto, pequeño,
insignificante: vivir
en una ciudad antigua,
y al pie de sus murallas...
ver llegar días azules con cigüeñas.
¡Reconócelo! Sobre rojas amapolas con sus prados;
al margen de autopistas, consorcios,
maquinarias, vanidades...
Acéptalo:
tu misión de hoy era
-simplemente-
escribir este poema.
Nota: este poema tiene ya muchos años, es parte del libro "Carta abierta a una mujer de futuros siglos...". Le tengo especial cariño
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