Conejito o Antirrhinum. Son hermosas, de colores variados, y, además, los adultos las utilizamos para hacer sonreír a los niños, ya que al apretarlas se puede imitar el movimiento de una boca de conejo. A mí me encanta recoger algunas y saludar con ellas a mis nietos más pequeños. Ellos, sorprendidos, las miran como a marionetas o muñecos.
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