CONTRA LOS FILÓSOFOS DEL HORMIGUERO

Pilar Alberdi Leo mucho y escribo poco, es verdad. Entre manos tengo los borradores de un par de ensayos pero aún tardarán en salir al exterior, hay que darles un tiempo de sosiego, un poco de silencio y de sombra en un retirado cajón, una calma que anticipe o sea puente a nuevas reflexiones; y quizá, aquí y allá, en los tupidos renglones, un cambio en el orden de las palabras que surgirá más tarde. Verdaderamente me subo a hombros de gigantes cuando leo, y desde allí oteo el mundo. Es como estar en otro continente, en otras tradiciones, en otra clase de « tiempo », el de gentes lúcidas y sensatas . Solo un interés me empuja: comprender, es decir, comprender mejor cada día. Haciendo justicia a los términos «leo mucho y escribo poco», a quí dejo someramente los títulos y autores de algunas de mis últimas lecturas, que no son todas, por supuesto, en esta visita constante que hago a bibliotecas físicas y virtuales. Algunos ejemplos: Lectura de libro de Antonio Barcena: Hannah Are